Ser una niña malcriada en realidad no es algo malo hoy en día. Atrás quedaron los días en los que ser llamado perra le dio suficiente razón para encerrarse en su habitación y esconder su cara manchada de lágrimas debajo de una almohada. Hoy, las mujeres malvadas son suaves, elegantes, exigentes y extremadamente talentosas.